A san Agustín, creador de la confesión como género literario, le ocurrió, en efecto —tal cual se aprecia en su célebre obra—, que la conversión de que fue sujeto transcurrió por una travesía cuyo hito crucial era, precisamente, el acto de confesarse delante de un testigo que se le iba revelando como un dios que le constituía come su parte más íntima.
Así lo vio también Jean-Frangois Lyotard, quien en los últimos años de su vida escribió una serie de glosas y comentarios a las Confesiones del obispo de Hipona con vistas a la redacción de un libro que no llegó a terminar, porque la muerte le sobrevino antes. Esos textos, dos ensayos y una decena de fragmentos, componen este volumen, La Confesión de Agustín.
En ellos, Lyotard sigue esa travesía del santo, admirado de comprobar cómo su escritura confesional es una amalgama de voces en que se imbrican lo pagano y lo sacro para cantar el misterioso recoveco de la experiencia mística.
Partiendo de los Libros X, XIII y VIII de las Confesiones, Lyotard analiza con un lenguaje lleno de juegos y de sutileza intelectual la cadena de paradojas que se originan en la revelación de ese ser interior al que Agustín describe como la prueba de la presencia de Dios en el alma. Si san Agustín dirige a Dios sus confesiones, puede decirse que en este libro, y ya próximo a su muerte, el filósofo postmoderno toma a san Agustín como su confesor.
DISFRUTA TU LECTURA EN:
ENCUENTRA MÁS LIBROS EN:
SIGUE NUESTRA PÁGINA EN FACEBOOK
MUNDO NOESIS
No hay comentarios:
Publicar un comentario